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Foto del escritorMarco Morales, Ph.D.

El agua y la civilización maya: reflexiones y enseñanzas para el siglo XXI

El vínculo de la civilización maya con la gestión del agua es científicamente comprobable, y también se puede deducir utilizando el sentido común. Las guerras, los cambios socio políticos, las revueltas populares, la falta de agua y otros fenómenos del clima, combinados o en solitario, siguen siendo parte del ideario moderno que se utiliza para explicar el “misterio” de la desaparición de la civilización maya, una de las más grandes del mundo antiguo.


Kaminal Juyú, la ciudad maya más grande del período preclásico (circa 800 a.C.), se sitúa en pleno corazón de la Ciudad de Guatemala. Hace unos años, luego de leer un artículo de prensa que refería la relación del agua y los mayas (Ramírez, 2011), visité el Museo Miraflores y algunas excavaciones (Fig. 1) realizadas en el sitio arqueológico (Morales-de la Cruz, 2011).

Agua Kaminal Juyú

Figura 1. Vista de algunas excavaciones en la Acrópolis de Kaminal Juyú, en Ciudad de Guatemala. Foto: M. Morales (2011).

A raíz de dichas excavaciones, las dos arqueólogas a cargo de la investigación, Bárbara Arroyo y Lorena Paiz, expresaban lo siguiente: “se han desenterrado partes de estelas en donde se observa a un hombre viejo… esos hallazgos hacen suponer que se trata de un gobernante y que éste o su sucesor enfrentaron un levantamiento popular al escasear el agua” (Ramírez, 2011).


En efecto, hace cientos de años, Kaminal Juyú florecía alrededor del lago Miraflores, cuerpo de agua que sustentaba el desarrollo económico, ritual y urbano de la época. Esto puede comprobarse al analizar cómo era el vínculo entre el territorio de Kaminal Juyú y el lago, observando la maqueta de la ciudad que se encuentra en el Museo Miraflores (Morales-de la Cruz, 2011).


En palabras de Arroyo, “lo que destaca principalmente de Kaminal Juyú es la exuberancia que debió haber tenido en el pasado y cuando me refiero a eso estoy diciéndole que el sitio estuvo lleno de agua. Sabíamos de la presencia de agua, como canales de irrigación, porque se encontraron varios canales en la parte sur del sitio… nos hemos dado cuenta que hay un sistema de agua que circulaba al interior del sitio” (Prensa Libre, 2017).


Por otro lado, en diversas secciones del Códice Tro-cortesiano o Códice de Madrid (García Ruiz, 2000) existen referencias del papel de las sequías y las inundaciones en distintas fases de la vida de la cultura maya mesoamericana. Algunas representaciones (Fig. 2) de los destrozos provocados por lluvias extremas sobre la agricultura y sobre la región, se relacionaban con algunas deidades mayas.

Agua Códice Tro Cortesiano

Fig. 2. Imagen de una sección del Códice Tro-cortesiano.

El agua de lluvia, los ríos, las derivaciones de agua para regar los campos, la navegación, están presentes en este invaluable legado escrito de la cultura maya, el Código Tro-cortesiano, que ha sobrevivido a los embates de la civilización moderna y el clima.


En 2015 conversé con representantes de Fundación Pacunam (www.pacunam.org) para compartir mis opiniones sobre la relevancia del tema hídrico para el desarrollo de los sitios turísticos vinculados a la cultura maya en Petén, Guatemala. Lejos estaba yo de imaginar que una iniciativa Pacunam surgida ese mismo año, produciría en un tiempo récord, nuevas y contundentes evidencias del vínculo “agua y civilización maya”.


En febrero 2018, se presentaron los primeros hallazgos de la iniciativa LiDAR Pacunam (Escobar, 2018; Valladares, 2018; Vi, 2018), generando gran impacto en Guatemala a través del documental “Tesoros perdidos de los mayas” (National Geographic, 2018).

Fig. 3. Vista de la Plaza Mundo Perdido de Tikal, Guatemala. Imagen: PACUNAM / Canuto & Auld-Thomas, tomada de Forssmann (2018).

Señala el documental que clásicamente se estimó que en el mundo maya hubo entre 1 y 2 millones de personas, pero tras las investigaciones con tecnología LiDAR surgen las primeras hipótesis de gran densidad poblacional, especulándose que el número de habitantes en la civilización maya pudo llegar a los 20 millones (National Geographic, 2018).


Una de las investigadoras de las excavaciones citadas en Kaminal Juyú, Lorena Paiz, a través de Twitter indicó que “como arqueóloga respeto a mis colegas pero nuestro conocimiento inicia con los mapas y debemos ser cuidadosos a la hora de hablar de cálculos poblacionales” (Soy502, 2018). La polémica sobre la población en la civilización maya está servida, y hacia ella deberá conducir el método científico para iluminar el camino.


La última parte del documental (National Geographic, 2018) indica elementos clave de la relación del agua con la civilización maya; refiere la presencia de “ingeniería increíblemente compleja y sofisticada” en el área, y que, específicamente en el valle pantanoso alrededor de Holmul, “se descubre evidencia de agricultura de gran escala”. Sobre dicho sitio, el arqueólogo Francisco Estrada-Belli, coautor de la investigación, señala: “esos son canales, hay una enorme red en todo este lugar y desembocan 20 Km al norte; cada centímetro de este pantano está cultivado”, y de acuerdo con National Geographic (2018) “miles de hectáreas irrigadas y drenadas fueron convertidas en un fértil vergel que podrían suministrar alimentos no solo para Holmul sino para toda la región alrededor de Tikal”.


Estas evidencias permiten inferir que el florecimiento y apogeo de la cultura maya estuvo estrechamente vinculada con lo que suelo denominar como la "regulación artificial del ciclo hidrológico" (Colom y Morales-de la Cruz, 2011) llevada a cabo mediante obras de regulación hidráulica, como los citados canales de riego y drenaje, que pertenecen al campo de la gestión del agua mediante infraestructura gris (Muller etal, 2015).

Esto debe llamar a la conciencia a quienes aún niegan, por ignorancia o necedad, que es necesario usar obras hidráulicas para brindar seguridad hídrica a las poblaciones.

En opinión del arqueólogo Estrada-Belli "antes se creía que los mayas habían destruido su medioambiente, deforestando masivamente y causando la erosión del suelo. Ahora creemos que usaron sus recursos naturales para construir canales y terrazas para distribuir el agua y enriquecer los suelos. Eso quiere decir que es menos viable el cambio ambiental o la destrucción del ambiente por parte de los mayas como causa de su colapso" (Valladares, 2018).


Esta línea del pensamiento, sirva para reafirmar que la sostenibilidad de la seguridad hídrica de los pueblos, solamente se puede lograr si al aprovechamiento del agua también se acoplan medidas de protección de fuentes hídricas mediante infraestructura verde (Palmer etal, 2015).


Las ciudades mayas ubicadas en Petén, Guatemala, deberán ser en el futuro el escenario perfecto para investigar estas hipótesis y comprobar que la civilización maya también dominó hace cientos de años los criterios modernos de la gestión del agua mediante infraestructura "gris" y "verde" (de la misma manera en que se adelantaron al descubrimiento del "cero" como concepto matemático y a la exploración del cosmos). Un buen punto de partida para este desarrollo científico serán los postulados analíticos del estudio del agua mediante sensores remotos y medición en campo (Famiglieti etal, 2015; Fekete etal, 2015).


Los arqueólogos Marcello Canutto y Tomás Barrientos, coautores de la investigación, señalan que las principales conclusiones se relacionan con el tema de la "explosión demográfica" y con que "los descubrimientos se están dando a gran escala y hay más de todo: más población, más campos para la agricultura, más templos, más sistemas de defensa, más cauces modificados de ríos y más vías de comunicación" (Escobar, 2018).

Agua y civilización maya

Fig. 4. Vista del Templo El Gran Jaguar, Tikal. Foto: M. Morales, 2008.

En mi opinión, las principales enseñanzas para el siglo XXI que nos dejan estos resultados arqueológicos, nos demandan urgentes acciones inteligentes en el presente para preparar el futuro de la nación. En Guatemala, es necesario fortalecer los sistemas de seguridad hídrica (infraestructura gris y verde) de nivel nacional y local, pues el abandono generalizado del uso sostenible del agua que actualmente se vive, es la receta perfecta para el colapso de un país que aspira a ser más humano y más próspero.


Esto es particularmente importante para un país con elevadas tasas de crecimiento demográfico y de vulnerabilidad a los impactos por el cambio climático.


Se estima que hacia el año 2032 Guatemala poseerá más de 22.2 millones de personas (INE/Celado, 2013), de las cuales un 63.7% será población urbana y un 36.3%, rural. Así, más de 6.3 millones de personas adicionales se incorporarán a las ciudades y “serán aproximadamente 14.3 millones de personas en el área urbana y 8.2 millones en el área rural” (CONADUR, 2014).


¿Cómo se sostendrá esa población y sus sistemas productivos sin adecuada cantidad y calidad del agua?


En 1998 con el huracán Mitch murieron 268 personas y se dieron pérdidas por US$748.0 millones; en 2001 la irregularidad de lluvias en el oriente del país provocó sequía en 102 municipios y la pérdida del 80% de los cultivos de maíz y frijol de la primera cosecha; en 2005 la tormenta tropical Stan ocasionó la muerte de 669 personas y pérdidas por US$988.3 millones; en 2008 la depresión tropical número 16 causó daños y pérdidas en 27 municipios; en 2009, la sequía afectó varios municipios del país, ubicados especialmente en el denominado “corredor seco”, y se propagó la cianobacteria en el lago de Atitlán; en 2010 la erupción del volcán de Pacaya y la lluvia excesiva de la tormenta tropical Agatha provocaron 165 fallecimientos y pérdidas por US$982 millones (SEGEPLAN, 2010).


El agua es común denominador de todas estas circunstancias extremas (ya sea por sequías o inundaciones) y las lecciones aprendidas de sus devastadores impactos confirman que es necesario mejorar las capacidades de gestión y gobernanza del agua en Guatemala (Colom y Morales de la Cruz, 2011).


La historia nos demuestra el vínculo estrecho entre "la gestión del agua y la civilización maya". Esto es un llamado para todas las naciones que esperan prosperar y trascender, y en particular para los guatemaltecos, pues debemos trabajar fuertemente para que este "corazón del mundo maya" permanezca vivo y renazca.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:


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